Mi abuelo era bastante borrachín.
Lo que más le gustaba tomar era anís turco.
Él tomaba anís y le agregaba agua
(para rebajarlo),
pero igual se emborrachaba.
Entonces tomaba whisky con agua y se
emborrachaba.
Y tomaba vino con agua y se emborrachaba.
Hasta que un día decidió curarse...
¡Y suspendió... el agua!
**Del libro de Jorge Bucay, "Déjame que te cuente"
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